¿CÓMO APROVECHAR AL MÁXIMO LA BREVEDAD DE LOS MICROCUENTOS?

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Si algo caracteriza a los microcuentos y nos hace aprovecharlos al máximo es su brevedad. Eso es un hecho.

Ahora bien: ¿debemos ver esa brevedad como una limitación a la hora de escribir?

Se viene SPOILER: NO.

Si  algo hemos repetido en Literatura cuántica hasta aburrir es que debemos hacernos amigos de la brevedad: entender que esta es una de sus mayores virtudes y potenciarla. Ahora bien: ¿Cómo aprovechar al máximo esa brevedad?

 

LO QUE TE LIMITA TE HACE MÁS FUERTE

A la hora de enfrentarnos a la tarea de escribir microcuentos debes abandonar la creencia de que la brevedad te va a lastrar. Debes cambiar el chip y entender la brevedad como una oportunidad de sorprender, de evocar lo que quieras, de hablar de lo que quieras, en un solo instante.

La brevedad te da la libertad de colocar donde quieras a quien quieras sin tener que justificar nada. ¿Un astronauta camina por los confines del universo?, bien, nadie te pedía que justifiques el motivo (cosa que sí te ocurrirá en una novela); ¿Unos piratas van saltando de sueño en sueño robando ideas? La brevedad lo hará coherente.

Piensa en la brevedad como una ventana a la que el lector se asoma unos segundos. Tu único trabajo será construir lo que en esa ventana aparece, el resto carece de importancia.

«La mejor manera de escribir microcentros es aprovechando al máximo su brevedad, y para aprovechar al máximo esa brevedad debes aprender a verla como una virtud, no como una limitación».

 


/UN PROTAGONISTA PEREZOSO/

Adoro la brevedad de mi microcuento.

 

 ANÓNIMO


 

Ningún otro género te permitirá con tan poco contar tanto ¡y en tan pocos segundos! Piensa que un lector podrá leer diez microcuentos tuyos en menos de dos minutos, lo que supone que está leyendo diez obras tuyas, diez creaciones tuyas, en menos de dos minutos. Nada mal, ¿no?

 

LA CONQUISTA DE LA BREVEDAD

Cuando hablamos de  brevedad nos referimos a la cualidad de ser breve, es decir, de tener poca duración o extensión en términos de tiempo o espacio.

En el la escritura, la brevedad se refiere a la habilidad de comunicar ideas complejas o significativas de manera concisa y clara, utilizando un número limitado de palabras. Aprovecharla al máximo tiene que ser nuestra prioridad.

Ahora bien, hemos de ser honestos y admitir que en muchos casos, conquista la brevedad, por mucho que la amemos, se convierte en un GRAN desafío.

Esto se debe a que continuamente estamos expuestos a historias largas, ya sea en formato novela, películas o series (donde en muchas ocasiones las tramas se alargan mucho y debemos vivir con los mismos personajes durante años).

Por su parte, el microcuento propone romper con todo eso, supone un estallido narrativo: un aquí y ahora. Sin tiempo para más, sin cliffhanger al final, sin spin-off, sin largas sagas. Solo una historia breve, una historia simple pero directa, dinámica y que sorprenda.

El microcuento no es más que una historia optimizada para obtener el máximo potencial.

Por esa razón, para escribir un buen microcuento, es necesario elegir cuidadosamente cada palabra y asegurarse de que cumple un propósito específico. Ese propósito especifico, en literatura, se llama: IDEA CENTRAL (si quieres saber más sobre el temas  puedes leer el siguiente artículo).

 

CONQUISTAR LA BREVEDAD

Para entender la brevedad, primero debes entender que no hay espacio para palabras innecesarias o adornos lingüísticos en un microcuento.

Debes dejar fuera de la ecuación las descripciones, las reflexiones o las acciones innecesarias. Para de esta manera centrarnos solo en esa idea que queremos transmitir, (esa idea central), y elegir las palabras que más la apoyen.

Si lo hacemos bien, como resultado conseguiremos que la narrativa sea más intensa y concentrada, volviendo nuestras historia mucho más impactante.

Y es que, con solo unas pocas palabras, un microcuento deber ser capaz de capturar una historia y explotarla al máximo.

Omar Lara nos lo demuestra en el siguiente microcuento:


/TOQUE DE QUEDA/

—Quédate, le dije.

Y la toqué.

OMAR LARA


 

Ciertamente un lectura ligera podría hacernos pensar que estamos ante un microcuento  de amor más, de los miles que hay en internet.

Pero ¿Qué hace a este especial?

Hagamos una rápida lectura:

Primero el título: TOQUE DE QUEDA. ¿Qué es exactamente un toque de queda?

“El toque de queda es un situación extraordinario donde un organismo de poder limita la libre circulación, es decir, prohíbe el movimiento”.

Ahora la primera frase: Quédate, le dije.

Aquí tenemos a un narrador que no suplica, no ruega; dice. Casi suena a orden. Parece que el narrador está ordenado a la chica quedarse.

Ahora, la segunda frase: Y la toqué.

Se está narrando un hecho. Lo hizo. La tocó. No parece ser algo mutuo, no dice que los dos se toquen, dice simplemente que el narrador la tocó.

En resumen: Primero el narrador le ordena que se quede y luego la toca. Todo esto bajo un contexto de poder y domino que impone el título, que impone el concepto de toque de queda.

Lo que se está narrando aquí no es más ni menos que una perturbadora historia de abuso de poder de alguien, quizás un militar, sobre otra persona, quizás una mujer.

Fijaos que poco a necesitado el autor para transmitir esta historia, solo nueve palabras. ¡Nueve palabras!

Esto, escritoras y escritores: ES APROVECHAR LA BREVEDAD DE LOS MICROCUENTOS AL MÁXIMO.

 

¿QUIERES SER BREVE?

ENFÓCATE EN LA IDEA CENTRAL

Una de las claves para escribir un buen microcuento es enfocarse en la idea central.

Omar Lara jamás habría podido escribir este microcuento si no hubiera  tenido tan claro de lo que quería hablar. Si te fijas la trama es casi inexistente, los personajes difusos (ni siquiera sabemos si el narrador es un hombre o si la receptora es una mujer), pero la idea central está ahí y es la ESENCIA de la historia.

Al centrarte en la idea, o dicho de otra manera, al saber sobre qué quieres hablar: puedes asegurarte de que todas las palabras y acciones en el microcuento contribuyan a la comunicación de esa idea y que la historia tenga un propósito claro.

Se trata de apartar las ramas para ver el tronco, evitar aquello innecesario para potenciar lo esencial.

Veamos otro ejemplo:

 


/EL ASESINO/

No mató por matar, es que moría por matar.

David Lagmanovich


 

¿Cuál es la idea central de este microcuento? Podríamos suponer que es esa necesidad movilizadora que muchas veces no se puede explicar y que casi roza el determinismo. Esa idea que tantas veces vemos en las novelas y relatos de amor pero que aquí se contempla desde una óptica distinta.

Observa el título, simplemente: EL ASESINO. Sin más. Con él el autor parece estar diciéndonos: esto es lo que es el protagonista, su verdadera esencia, no hay otra cosa, no hay otro camino, esta determinado por lo que es y por eso mata. Por eso muere por matar.

Cuando tienes claro de lo que quieres hablar, la idea central que quieres trasmitir, puedes utilizar cada una de las partes de del microcuento, tanto el cuerpo como el título para potenciar esa idea, sacándole así el máximo jugo a la brevedad.

 

JUEGA CON LA IMAGINACIÓN DEL LECTOR

Por último, si quieres aprovechar al máximo la brevedad debes jugar con la imaginación del lector.

Ya te habrás dado cuenta con los ejemplos que te he dado de que la lectura de microcuentos es una lectura activa. Para captar todos los matices, todas las lecturas posibles, nuestra mente tiene que estar atenta.

Ana María Shua, escritora argentina de microcuentos, dijo una vez en una entrevista que para ella: el número de microcuento que hay que leer en un día son 10. A medida que este número aumente la experiencia de lectura se reducirá.

Yo no atrevo a poner un número de lectura óptimo. Amito que me doy auténticos empachos de microcuentos, leo y leo sin parar. (Sí, soy adicto a la minificción, que le voy a hacer).

Lo interesante aquí es entender que el lector es una parte de la ecuación. Y como tal debes contar con lo que sabe y con lo que desconoce. Uno de los mayores encantos de los microcuentos es su capacidad para jugar con la ambigüedad, el doble sentido o la mentira. Esto solo puede hacerse con un lector activo y atento.

Y si no me crees,  mira el siguiente microcuento de esta misma autora:

 


Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.

 

Ana María Shua


 

En él, La autora juega elegantemente con la ambigüedad para hacer de este microcuento algo impactante.

Nuestra mente es lógica y lo primero que piensa es que la narradora está durmiendo. Esto lo sabe Ana María, de ahí que lo utilice para crear la ambigüedad y ese giro final donde se nos revela que en realidad la narradora es el sueño del hombre.

Lo cual nos plantea una tercer plano de realidad. ¿Qué pasará cuando nosotros dejemos de leer el texto: ellos dos desaparecerán también, no son acaso fruto del sueño de un escritor?

Ahí lo dejo.

 

Creo que ha quedado claro que la brevedad, al menos desde nuestro punto de vista no es una limitación, sino UNA VIRTUD. La brevedad se puede (y se debe) aprovechar al máximo para crear textos impactantes.

Si te interesa  aprender más sobre la creación de microcuentos recordarte que este artículo es parte de una serie titulada ¿Cómo escribir microcuentos?.

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